En esta ocasión
quiero presentarles un fragmento del articulo denominado EL SUPAY: FIESTA Y
DIABALDA EN LOS ANDES escrito por Antonio Revollo Fernandez y publicad en
la revista IDENTIDAD.
En la lógica de la cultura Andina se establece
una división tripartita denominada “Pacha”, que expresa las dimensiones Tiempo,
Espacio y Disposición, propias de las leyes naturales. En la cosmovisión el
hombre de ande, el universo tiene una connotación dinámica en tres niveles
míticos que interactúan cíclicamente entre la sociedad, la naturaleza y el
universo, en los cuales se destacan los procesos económicos y rituales, como
una estructura toral. Dichos niveles míticos son:
1. ALAJPACHA.
En el espacio del panteón tecnológico andino,
o conjunto de divinidades andinas, correspondientes al dios de “arriba”, como
el WILLKA o TATA INTI (sil en aymara y quechua respectivamente) junto
a su esposa y hermana PHAXIMAMA o
MAMAKILLA (Luna en aymara y quechua respectivamente), acompañado siempre por su
hijo CHASKA o LUCERO (venus). Al pertenecer a la esfera celestial están
asociados a la luz, fuego y calor y fuente energético creador de los astros y
la humanidad.
Pero no solo es la expresión benefactora del
universo, sino que en su acción dual, entre lo bueno y lo malo, tiene como
interlocutores a la ILLAPA (rayo), KURMI o CHUICHO (arco iris), que intervienen
cuando existen profanaciones a las reglas entre humanos y divinidades; es
decir, al violar las leyes de reciprocidad en busca del EQUILIBRIO HOLISTICO o
TOTAL. En este caso, el rayo y el arco
iris se convierten en deidades maléficas de carácter demoniaco.
2.
MANQHAPACHA.
Llamado también UKHUPACHA representada al mundo de “abajo” o
subterráneo. Está asociado al genio maligno y es el personaje que ruge y hace
temblar a la tierra cuando entra en ira. Los temblores y erupciones volcánicas
son los mensajes de estos dioses del averno. A esta fuerza se le tipifica en
algunos caso como PACHACAMAC que, según el
cronista Calancha, “bramando encendia los Andes y dentellante atemorizaba los
campos”.
El nombre de este personaje tenebroso se fue
transformando obedeciendo a distintos periodos históricos del imperio andino.
Así, se lo llamó PACHACAMAC, HUALLALLO, TAGUAPACA, WARI, AYAR CACHI, KATARI,
AMARU, HAPIÑUÑO Y SUPAYA.
En la logica andina todo lo referente al MUNDO
DE ABAJO, lo subterráneo, lo oscuro, es propio de la MANQHAPACHA o UKHUPACHA, emparentado
a lo salvaje, incivilizado, arcaico, huraño, Dentro de este marco llama la
atención en nuestro estudio, la relación mitica de la SIERPE o AMARU, (víbora,
en ayamara) o KATARI (en quechua), concomitantes al SUPAY, el KATARI o AMARU tendrá
una relación ambivalente con el hombre andino, si este cumple sagradamente los requerimientos
de estas divinidades.
3.
AKHAPACHA.
Llamado también KHAIPACHA o CHAUPIPACHA,
involucra el concepto de “centralidad” o
TINKHUTA entre el ALAJPACHA y la MANKHAPACHA. Entonces, el TINKU no solo es “encontrarse
los ejércitos de bandos contrarios o bandos contrarios en la guerra o en el
juego”, como anotaría Ludovico Bertonio en su celebre Diccionario de la “lengua
aymara”, sino , al margen del derramamiento de sangre o “WILANCHADA”, como
ofrenda a los dioses , simbólicamente expresa el medio para restituir el EQUILIBRIO ENTRE
LAS OPOSIOCIONES COMPLEMENTARAS.
No olvidemos que el dualismo es absolutamente
patente en la lógica andina, así, por ejemplo: KHARI – WARMI (hombre y mujer)
JILA – SULKA (hermano mayor y menor), izquierda y derecha CHEKA – KUTI, etc.
Entonces las asimetrías no concuerdan con el orden establecido; en decir, en el
TINKU se deben resolver los problemas
latentes y coyunturales para tener ARMONIA Y EQUILIBRIO.
Esta posposición intermedia que corresponde al
espacio donde habita la humanidad, los animales y las plantas, además de los
AJAYUS (espíritus de los muertos), tiene como dioses al ACHACHILA y la PACHAMAMA, divinidad que nutre y protege
a sus hijos cuando la ofrenda a es propicia y se cumple sagradamente los ritos predeterminados.
El AKHAPACHA conciliador de las relaciones
conflictivas entre las fuerzas del dios creador y el genio maligno destructor,
dan origen a la vida humana.
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